David Rives
David Rives
De acuerdo a la mitología Griega, Orión, hijo de Poseidón, fue cegado por Oenopión, luego buscando Helios, el dios del sol para ser sanado. Durante el curso de sus expediciones de cacería, el amenazó a matar todos los animales vivos, y posteriormente fue muerto el mismo por un escorpión gigante. Después de su muerte nos dicen que fue colocado en el cielo como una constelación por Zeus – Convirtiéndose así consagrado en el cielo como el gran cazador.
En literatura antigua, Homero y Hesíodo se refieren a Orión como una constelación importante que junto con el sol fue utilizada para determinar los años. La constelación de Orión era conocida por los Sirios como Al Jabar, o el Gigante, y por los Caldeos como Tamuz lo que el libro de Ezequiel son asociados con la idolatría que plagó a la nación de Israel. Como las estrellas del cinturón de la constelación de Orión se elevaban sobre el horizonte justo antes del amanecer en el cielo de la mañana, los Caldeos comenzaron su mes de Tamuz. Hoy Tamuz es el cuarto mes del calendario Judío.
La palabra en Español Orión como se encuentra en nuestras Biblias viene de la palabra Hebrea kesiyl. El libro de Job habla de Arcturo, Orión, las Pléyades, y los lugares secretos del sur. En el capítulo 38 el Señor preguntó a Job: ¿Podrás tú atar los lazos de las Pléyades, o desatarás las ligaduras de Orión? Job se dio cuenta muy rápidamente que no podía contender con el Omnipotente.
Dentro de la constelación de Orión se encuentra la nebulosa más notable en el cielo, La Gran Nebulosa de Orión. Bajo cielos oscuros la nebulosa se puede ver a simple vista como un resplandor brillante cerca de la estrella central de la espada de Orión. Las estrellas centrales brillantes de la nebulosa se conocen como el trapecio desde las cuales magníficas nubes de gas se extienden por unos 15 años luz en todas direcciones.
En el libro de Amos, Israel fue instruido a “Buscad al que hace las Pléyades y el Orión”
Mientras somos testigos la grandeza del universo busquemos a nuestro Creador, Jesucristo: todo fue creado por medio de Él y para Él. En el mundo estaba, y el mundo por Él fue hecho; pero el mundo no le conoció. Él a los suyos vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios:
Soy David Rives…
Verdaderamente, “Los Cielos Declaran la Gloria de Dios”
